Un gran clima en la Ciudad de Buenos Aires acompañó lo que fue una gran final de Copa Libertadores. Botafogo, de manera casi heroica, tras quedarse con un jugador menos al minuto de juego ganó por 3 a 1 ante un apagado Atlético Mineiro.
Los dirigidos por Gabriel Milito comenzaron con el pie derecho, tras la expulsión temprana de Gregore quien golpeó de manera irrisoria e imprudente al argentino Fausto Vera. Si bien, el equipo que había dejado afuera a River en semifinales, se hizo del balón no logró inquietar mucho el arco de John, quien respondió con seguridad cada vez que lo llamaron.
Pasada la primera media hora, el campeón del mundo Thiago Almada armó una buena jugada que terminó en gol de Luiz Henrique, y de manera tal vez sorpresiva Botafogo abrió el marcador.
Lejos de levantar el pie del acelerador, los comandados por Artur Jorge siguieron jugando mejor con un hombre menos, y a un minuto del final Alex Telles anotó desde los doce pasos, tras una falta sobre Luiz Henrique quien en una guapeada había anticipado al arquero Everson dentro del área.
Los primeros 45 minutos se fueron con un sorpresivo, pero justo 2 a 0 en favor de Botafogo, en esta sintonía, vertiginoso fue el segundo tiempo ya que desde el regreso Eduardo Vargas de cabeza anotó el descuento, sin dudas una inyección anímica para el equipo de Milito.
Desde aquí hasta el final fue prácticamente todo de Mineiro que empujó y tuvo dos chances clarísimas en los pies del goleador chileno, quien en forma increíble desaprovechó.
Ya en el descuento, Junior Santos fabricó una jugada maravillosa contra la banda para llegar frente al arco rival y sellar el encuentro por 3 a 1.
Botafogo, de un andar sólido y parejo en esta edición de la Copa Libertadores fue, por primera vez en su historia, un justo campeón.
Ahora deberá enfrentar a Racing Club en la Recopa Sudamericana y además es el último clasificado al Mundial de Clubes que tendrá lugar el año que viene en Estados Unidos.
