La batalla por los aranceles desatada a mediados del corriente mes apuró conversaciones y encuentros previstos originalmente para que ocurriesen una vez finalizada la contienda electoral de octubre.
Y es que las gestiones públicas realizadas por el Gobernador y los intendentes para intentar destrabar un conflicto que tuvo (y tiene) en vilo a miles de operadores de las fábricas electrónicas, también tuvo una reunión cumbre, privada, que podría ser el puntapié inicial para regresar a la famosa unidad de los oficialismos fueguinos.
El encuentro tuvo lugar en Río Grande, en un domicilio particular, y juntó al gobernador Gustavo Melella, a los intendentes Martín Perez de Río Grande y Daniel Harrington de Tolhiun y a la vicepresidenta del PJ y actual legisladora Myriam Martínez, en el momento más álgido de la discusión por los aranceles.
El hecho, natural si se tiene en cuenta el contexto, no deja de ser importante por contar en este caso con los dos principales dirigentes de la Provincia, quienes a su vez concentran el mayor capital político, y que en los últimos tiempos se habían mostrado distanciados. El objetivo era claro: avanzar en una resistencia conjunta e intentar destrabar un decreto que a todas luces pone contra las cuerdas a la industria fueguina.
Sin embargo, en ese mismo “cónclave” se abordó una cuestión que va más allá de las gestiones para poner un freno al Gobierno Nacional y que muchos entienden por estas horas es otro campo de batalla: las urnas.
Unidad sí
Con Harrington y Martínez haciendo de mediadores, el gobernador Gustavo Melella y el intendente Martín Perez abordaron la necesidad de dejar de lado diferencias y comenzar un trabajo en conjunto que permita enfocarse en un adversario en común: los libertarios.
Esto ya derivó en una suerte de tregua legislativa, donde FORJA saca el pie del acelerador en el Concejo Deliberante a la hora de cuestionar al Ejecutivo y lo mismo hace el sector que responde a Martín Perez en la Legislatura.
Electoral no
Sin embargo, en ese mismo encuentro quedó en claro que no están dadas las condiciones para que esta unidad se traduzca en una alianza de tipo electoral con vistas el mes de octubre.
De nada han servido hasta ahora los esfuerzos de distintos sectores para convencer a las partes y ni siquiera los constantes llamados de Cristina Fernández de Kirchner por estas horas han sido suficientes.
El propio Gobernador mantuvo la semana pasada un encuentro con la exPresidenta en Buenos Aires (del que participó también Walter Vuoto), que volvió a pedir la unificación de los distintos espacios oficialistas.
Sin embargo, en Río Grande ya no responden directamente a Cristina y consideran que el nuevo escenario, tras el duro golpe sufrido por los libertarios fueguinos, abre un nuevo paradigma de tercios.
“Nosotros no tenemos problemas en charlar a futuro, pero no para esta elección”, confirmaron desde el entorno de Perez a Origen, admitiendo que sigue firme la convicción de generar un proyecto provincial y que esa expansión debe ser natural, llegando a Ushuaia sin Walter Vuoto.
En el Gobierno, por otro lado, temen que la división derive en la dispersión de votos de una base electoral en común, dando respiro a La Libertad Avanza para quedarse con el primer lugar en una contienda que importa más en Buenos Aires que en Tierra del Fuego.
¿Quién juega?
Más allá de estas premisas, resta por definir (y de esa definición se desprenderán nuevas variables) qué se jugará cada quién en octubre.
Por estos días lo que sí se sabe es que el espacio que crearon el intendente Martín Perez y su par de Tolhuin Daniel Harrington presentarán candidatos, presumiblemente bajo el sello Provincia Grande.
Walter Vuoto irá por un pleno y los nombres que propone por estas horas son de dos legisladoras en funciones: Cristina López, que se quedó con la banca de Matías Rodríguez, y María Eugenia Duré. Incluso llegó a rumorearse que él mismo podría ser candidato.
El Gobernador jugará también sus fichas, pero se desconoce aún qué tanto las moverá y dónde las pondrá. Por estas horas, Mellela insiste con que es necesaria la unidad en todo el sentido de la palabra y confía en que puede convencer al resto de los actores. Pero está difícil.